Regreso a Casa: Ashazaar se pone en marcha

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-He recibido la respuesta de vuestros esclavos, mi señor. Han encontrado las esferas que buscabais y esperan vuestra intervención.

No son mis esclavos, Xera’nel. 

La elfa drow se encogió como si hubiese recibido una bofetada. 

-No quería ofenderos, mi señor. Sé que los atlantes no utilizáis esos términos porque hieren las sensibilidades de los mensch. Por favor, disculpadme. Llevo demasiado tiempo alejada de las urbes atlantes y expuesta a la incultura de otros miembros de mi pueblo menos conocedores del poderío cultural atlante.

>>Pero por favor, permitidme que os pregunte: ¿cuál es el plan para acabar con el traidor?

Ashazaar no respondió inmediatamente. Permaneció unos instantes absorto en la oscuridad de la caverna, pensativo. Si un grupo de drows se habían revelado de aquella manera ante sus líderes atlantes, ¿qué otros peligros les esperaba en Gaia? El regreso de la magia y el repentino aumento de poder de los arcanistas drow había sido provocado por el retorno de la Llama de los Elfos, de la que él había sido uno de los principales artífices. No solo eso, sino que para llevar a cabo esa misión había decidido ignorar las órdenes que el mismísimo Thrain le había encomendado. La perspectiva de volver a encontrarse con el líder atlante, padre de Sun e instigador de la Separación, le producía escalofríos.

Aún así, por alguna razón, sentía que había hecho lo correcto. No solo para los mensch… o mejor dicho, para los humanos y para sus compañeros, sino para toda Vilia. En las Montañas Azules se libraba una guerra descomunal que podía provocar una devastación similar a la que había presenciado más de mil quinientos años atrás, en una guerra provocada por dos atlantes. ¿Y no habían contado ellos con el apoyo de los elfos durante la Separación? Si no lograban establecer una alianza en esta ocasión, como habían hecho en el pasado, el coste en vidas sería espantoso. Su pueblo y él mismo tenían una responsabilidad hacia todos los demás seres de Vilia. Así lo habían decidido al promulgar que todos ellos estaban bajo su protección y que con su dirección estaban seguros. El orden atlante también debía conllevar una responsabilidad.

-El plan es simple -aventuró por fin-. Llegaré hasta él y lo reduciré. Lo conduciremos de vuelta a Txultab-tah-naeb para que sea juzgado por sus crímenes.

-Debéis tener cuidado, mi señor. Veliz’xar es un poderoso mago especializado en la doblegación de mentes y la dominación. Su poder parece haberse incrementado repentinamente. Fue así como consiguió sorprendernos y reducirnos, logrando el apoyo del resto del campamento con engaños y magia. 

Ashazaar la miró mientras alzaba levemente una ceja plateada.

-¿Tan grande es ahora su poder que crees que puede rivalizar con el mío?

Xera’nel se llevó la mano al pecho, asustada, e inmediatamente se hincó de rodillas.

-Nunca, mi señor. Estoy convencida de que lo venceréis. Solo os prevengo en caso de que su magia pueda afectar a alguno de vuestros -dudó antes de terminar la frase- asistentes.

Ashazaar asintió. Las habilidades de Veliz’xar debían haberse incrementado enormemente para que Xera’nel sugiriese que podría haber peligro para un atlante. Sin duda, muchos elfos drow debían estar descubriendo en estos primeros días tras el regreso de la Llama de los Elfos su nuevo potencial. Una parte de ellos querrían reconsiderar su lugar en la sociedad y harían lo posible por ascender con rapidez. La ambición era uno de los atributos que los atlantes habían fomentado entre los drow.

-En cualquier caso debemos informar a Txultab-tah-naeb de la situación y prevenirlos de lo que ha ocurrido. Levántate.

-Eso sería fácil si pudiérais llegar hasta el pilón de comunicaciones que instalamos en el centro del campamento. Solo aquellos con capacidades psiónicas, o con las herramientas adecuadas, pueden activarlo -dijo, mostrando el medallón de obsidiana con la estrella de once puntas, símbolo de la fé de Yulus. Un pequeño cristal acumulador estaba incrustado en el centro de la pieza de joyería.

-De acuerdo. Pues el primero que llegue hasta el pilón de comunicaciones se encargará de mandar el mensaje. Esa será tu misión, ya que es probable que yo tenga que incapacitar a Veliz’xar antes.

Xera’nel asintió, sus ojos brillantes de fervor.

-Podéis contar conmigo. ¿Cómo llegaremos hasta el campamento?

-Por separado. Yo crearé una distracción mientras tú avanzas por tu cuenta. Nos encontraremos allí.

Xera’nel pareció dudar un segundo antes de asentir.

-Como deseéis.

Ashazaar se volvió de nuevo hacia la interminable oscuridad de la caverna. Podía notar una leve brisa que apenas lograba romper el aire estancado y húmedo. Afortunadamente, la caverna era amplia y más alta de lo que podía ver. No debería tener problemas para volar.

Abriendo los brazos, saltó hacia el abismo. Solo necesitó un instante de concentración para sentir como sus alas cubiertas de plumas blancas se desplegaban desde su espalda y surcaban el aire en busca de corrientes que lo mantuviesen a flote. Tal y como esperaba no encontró ninguna, por lo que comenzó a batir las alas, elevándose con rapidez sobre la escarpada ladera donde habían estado descansando. No tardó mucho en dejar de verla debido a la limitación de su visión en la oscuridad, por lo que decidió concentrarse en avanzar con rapidez en la dirección en la que sabía que se hallaba el campamento.

El ejercicio era muy intenso y el atlante sabía que no podría continuar durante mucho tiempo volando de aquella forma, pero tampoco pretendía hacerlo. Tras avanzar un par de kilómetros, Ashazaar plegó sus alas lo suficiente como para lanzarse en picado hacia la enorme planicie de la caverna. Su primer objetivo eran las patrullas drow que vigilaban la zona. No podía permitir que los pillasen por la retaguardia una vez que comenzasen el ataque sobre el campamento y no se le ocurría una mejor forma de distraerlos a todos.

Cuando pudo ver el suelo ante él Ashazaar volvió a abrir las alas, frenando su caída y elevándose un par de brazas sobre el suelo antes de dejarse caer. En sus manos ya portaba el Legado de Thrain, el espadón que Sun le entregó en Media Esuarth tan solo un par de estaciones antes. ¡Parecía que había pasado tanto tiempo!

-Por ti, amigo -susurró llevando la hoja de la espada a la frente, que comenzó a brillar con una luz azulada cuya potencia fue aumentando por momentos.

Acto seguido el atlante comenzó a caminar en dirección al campamento. El halo de luz que lo rodeaba sería suficiente para atraer a cualquier criatura que estuviese a varios kilómetros de allí. Y eso era justo lo que quería.


Sun y Ashazaar se conocen desde los tiempos de la Separación. Ashazaar había formado parte de las fuerzas al mando de Sun, uno de los generales atlantes más implacables ante el levantamiento de Levain contra su señor y padre Thrain.

Tras la Separación ambos accedieron a ser puestos en estásis a la espera del regreso del enemigo ancestral, que en su opinión había sido retrasado pero no vencido. Sin embargo, una vez habiendo despertado, Sun había cambiado. Quizás había sido la muerte de su madre, Liveta. Quizás el llegar a comprender las consecuencias de las acciones que la guerra había tenido sobre los pueblos que tenían a su cargo. O quizás había sido el conocer a Kaith.

En cualquier caso, el cambio de actitud de Sun acabó calando en el propio Ashazaar, algo que continúa haciéndole debatirse entre el deber y el orgullo atlante y el asombro y el interés que los humanos y otras razas que siempre había considerado «menores» le causaban.

Este relato forma parte del Arco Argumental «Regreso a Casa», del Capítulo V de Vilia: Avatares del Renacer. Puedes encontrar todos los relatos relacionados con este arco a continuación:

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He comenzado a escribir la historia de Vilia desde el principio. El objetivo es llegar a escribir y publicar un libro. Descubre más información sobre este proyecto aquí.


Autor: Ricardo García
Imagen: Stable Difussion with several models
Inspiración: Grupo 1 del Capítulo V de Vilia: Avatares del Destino

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