«12 de Sureolom del 1509 d.S.
«Han pasado dos días desde que fuimos capaces de soportar toda la brutal fuerza que vino sobre nosotros. Estos dos días sólo he podido dormir, y tampoco hubiese hecho otra cosa que no fuera intentar curar las heridas que no son capaces de mitigar ningún clérigo: acaso el tiempo o la muerte sean capaces de arrebatarme este dolor.
«Encerrado en mi habitación, ya no puedo quedarme absorto en mis pensamientos mirando a través de la ventana. Ahora un cielo carmesí invade todo lo que abarca la mirada, todo lo que mi vista puede ver, y el recuerdo de la victoria y el sacrificio vuelve a mí.
«En todos estos meses no hemos parado de luchar aunque fuese cada uno a su manera. Unos han luchado de frente al enemigo, otros contra sí mismos para seguir adelante, y otros han sido capaces de desvelar gran parte del misterio, la gran mentira que a este lado del mundo, todos creímos a pies juntillas.
«En esa lucha, hemos construido una ciudad en la que todos juntos fuésemos capaces de enfrentarnos a los Atlantes. En ella se ha invertido sangre, sudor, hambre y sufrimiento. Pero no ha sido suficiente. En la lucha, muchos de los que poseemos habilidades diferentes a las de cualquier otro ser de Gaia, nos dieron potestad para elegir dónde movilizar tropas, colocar barricadas y en general, lo que otras personas de corte más militar dirían: utilizar recursos.
«Esos recursos han luchado por creer en la libertad y en la verdad, y casi todos sangraron, mataron y otros muchos murieron cuando nuestras decisiones no fueron las correctas.
«Pese a que luchamos, sólo lo hicimos «con lo que teníamos», y aunque podríamos decir que hemos salido victoriosos, las celebraciones en las que puedo brindar tienen el color de la sangre de los caídos, y el flujo de esta es parte de los traidores.
«No puedo apartar la imagen de Sun y Keith sacrificándose por nuestro mundo, el de los Mensch, en un acto de amor por quienes quizás no mereciesen tanto.
«Es terriblemente exacerbante pensar que los Dragoon y su pequeño grupo de políticos poderosos hayan ya celebrado con toda probabilidad alguna reunión en la que se jactan victoriosos y no culpables de su infinito desconocimiento y poco buen hacer: los bretes, los clérigos venidos a menos, espadachines y demás amigos junto a un mago loco y maleducado son los que con más bien poca organización y mucha improvisación, estamos intentando salvar nuestro mundo conocido llevándonos por delante a todos los seres inferiores que como buenos recursos podemos usar, todo con el ánimo de salvar lo que conocemos, el mundo que amamos, y no con la arrogancia de los grandes poderes otorgados por leyendas de otro tiempo y las ansias de aparecer en los libros de historia como los héroes.
«Me debato desde entonces en si lo que estamos haciendo realmente es lo correcto, si nuestra lucha sirve para algo, si sólo lo hacemos porque otros que dicen ser nuestros compañeros nos dicen que es lo que debemos hacer. Ahora no lo veo tan claro, y mientras más pienso sobre todo lo que ha ocurrido, mayor es el tormento, más turbia es mi visión sobre ellos.
«El cielo está teñido de rojo, del color de la sangre que permitimos que bañara nuestra tierra, algo que ahora con nuestros poderes no podremos cambiar.
«Al menos de momento.
«Coren Senazade»
Esta carta fue encontrada en los aposentos de Coren en el Castillo Archiducal de la Puerta de las Tormentas, en Media Esuarth, a principios de Marmadarim del 1509 d.S.
Autor: Adrián Plaza Jiménez, jugador de Coren Senazade y Coautor del Blog y Podcast de videjuegos The Past is Now.