Allí donde los arbustos y la maleza se alzan hasta tocar los gruesos troncos de los robles, donde sus antiguas ramas cubiertas de hojas atrapan la luz del sol para cubrirlo todo de densas sombras, se puede escuchar en susurros esta leyenda.
Habla de una loba como no ha habido en todo el Bosque de Warath. De poderosas patas, los más afilados colmillos, el más fuerte pelaje. Cazadora sin igual, no había presa que pudiese escapar de su apetito ni de sus mandíbulas. Mas no era su fuerza y su resistencia las únicas marcas de grandeza de Brianna, pues su mente y su inteligencia se elevaban por encima de las de cualquier animal.
¿Maldita, quizás, con poder cambiar su forma a la de una débil mujer? Ella nunca lo supo, ni eso le impidió consolidar su puesto como depredadora en la floresta. Si de algo le sirvió fue tan solo como foco de sus odios y sus pasiones, desenfrenadas y sangrientas.
Los pocos humanos que se aventuraban a su territorio pronto se convertían en comida para su manada. Su nombre fue conocido por todas las bestias y criaturas del bosque: Brianna, la loba tocada por las estrellas. Y es que sobre su frente, tres manchas blancas destacaban sobre el pelaje gris moteado de negro.
El día que su corazón se vió dividido en dos fue el día en que conoció a otro lobo como ella: valiente y poderoso, se había atrevido a mezclarse entre los caminantes de dos piernas y aprender algunos de sus trucos. Brianna aceptó este conocimiento y lo aprendió entre sentimientos de asco y de asombro; pero fue sin duda su nuevo maestro quien la cautivó hasta el punto de hacerla abandonar el Bosque de Warath.
Y así Brianna Stargazer se aventuró al mundo exterior, escondiéndose durante años. Cazando en la noche, siempre cerca de las lindes de los pueblos. Porque si has oído en Nívola historias de enormes lobos asesinos, has oído hablar de Brianna.
Su regreso al Bosque, años después, la llenó de sorpresa. Una enorme Sombra había cubierto su hogar y en ella encontró un poder que incluso a su compañero y a ella era capaz de subyugar. Así él y Brianna se convirtieron en vasallos de la Sombra, generales de sus manadas de lobos, ahora transfigurados y corruptos. Fue una promesa: la de destruir a la humanidad, la que empujó a Brianna a aceptar. Y fue esa humanidad, meses después, la que destruyó la mitad de su dividido corazón.
Lloran los sauces el nombre del compañero Brianna Stargazer, que ninguna boca humana debe nombrar. Cayó en singular combate contra dos atlantes en la linde norte del Bosque de Warath, atravesado por una lanza milenaria. Y Brianna jura por su amor que ambos atlantes, Ashazaar e Ishilia, y cualquier otro de sus aliados caerán ante sus garras, derramarán su sangre bajo los colmillos de Brianna Stargazer.
Avanza ahora la loba por el territorio de los humanos, quemando y masacrando. Vengando su amor y alimentando su odio, solo medio corazón todavía latiendo… el otro, muerto y enterrado, negro como la pez, alimentado por la misma Sombra que ahora la acompaña.
Esta leyenda es obtenida por Coren, el mago, en Puerta de las Tormentas, en la madrugada del 20 al 21 de Marmadarim (III) del 1509 d.S.
Autor: Bardomero